Manuel Gleizer

El hombre que amaba los libros

Santiago Bustillo
3 min readFeb 16, 2021
Manuel Gleizer en la librería La Cultura
Manuel Gleizer en la Librería La Cultura

Manuel Gleizer fue uno de los personajes que, durante las décadas de 1920 y 1930, comenzarían a dar solidez a la figura del editor moderno. Si bien realizó su labor siempre movido por un vehemente amor a los libros, Gleizer no se convertiría en editor sino hasta los 33 años, tras un errático recorrido de oficios que lo llevarían a involucrarse, en un principio por necesidad y después por pasión, al negocio del arte escrito, para convertirse, posteriormente, en el primer editor profesional de Buenos Aires.

De origen judío, Gleizer nació el 5 de junio de 1889 en Ataki, un pueblecillo humilde a orillas del río Dniéster, de la Rusia zarista — actualmente, Moldavia — . En 1900, emigraría a la Argentina en compañía de su madre y sus cuatro hermanos, para instalarse en una colonia agrícola en Entre Ríos. Comenzaría a trabajar desde los doce años como peón de campo y habitaría en esta comunidad rural hasta 1918, cuando, junto con su pareja Manuela Dayenoff, se establecería en Villa Crespo, Buenos Aires.

Retrato de Manuel Gleizer

Buscando sustento económico, se dedicaría a una variedad de oficios, entre ellos, vendedor ambulante y ropavejero, hasta que tuvo la oportunidad de alquilar un zaguán para establecer un negocio de venta de billetes de lotería. En contra de lo esperado, éste no daría frutos y Gleizer terminaría con una deuda de 300 pesos, equivalentes a 5000 pesos actuales. Como último recurso, atacaría su deuda trayendo de su casa un arsenal de 230 libros de la Biblioteca Blanca de Sempere, a 40 centavos cada uno, y los vendería en su totalidad al cabo de dos días. Persuadido por la rentabilidad del negocio, volvería al siguiente, pero, esta vez, con un letrero con la frase: «Compro Libros». De este modo, alternando entre la compra y la venta, satisfaría por completo su deuda y se encendería la llama que, dos años después, lo llevaría a fundar la Librería La Cultura y, posteriormente, la editorial.

Manuel Gleizer fue el editor de la juventud, de los audaces, de los nuevos. Los editó sin leerlos, porque de otra manera hubiera cambiado de oficio. Ni sus gustos, ni las ideologías, ni el mercado de la época interfirieron en sus decisiones editoriales. El hombre amaba los libros por lo que eran en sí mismos: instrumentos maravillosos de comunicación entre las almas.

— Nicolás Olivari

La Librería La Cultura se convertiría en un espacio dedicado a escritores de todo tipo. En este recinto se debatía, recitaba, cantaba e, incluso, se comía.

La primera publicación de Gleizer sería Cómo los vi yo de Joaquín de Vedia y continuaría con la edición y publicación de textos de todo tipo durante más de cuarenta años. En sus primeros años, se dedicaría a la difusión de obras de escritores judeoargentinos como Alberto Gerchunoff, Samuel Eichelbaum, Carlos Grünberg, César Tiempo y Salomón Resnick y, durante su trayectoria, editaría a autores como Raúl Gonzáles Tuñón, Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Leopoldo Marechal, Raúl Scalabrini Ortiz, Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Alberto Gernuchoff, hasta Megatón de Bernardo Verbitzky, su último libro.

Gleizer debe su importancia en la historia de la edición al hecho de haber creado su propio mercado, apostando, de manera arriesgada, a voces de escritores de toda ideología. Marcó un antes y después en el contexto editorial de Buenos Aires y sería recordado, sobre todo, como un impulsor de autores jóvenes nacionales; la mayoría de los escritores que comenzaron a escribir durante los años veinte publicaron con él sus primeras obras.

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